Si hay una ciudad que sabe mezclar historia, encanto y precios accesibles, esa es Budapest. Conocida como la perla del Danubio, esta capital húngara no solo sorprende por su belleza, sino porque es ideal para quienes buscamos experiencias inolvidables sin gastar una fortuna. En este artículo te cuento cómo moverte, qué ver sin romper el chanchito y, de paso, mi experiencia recorriéndola.

Cómo moverse por Budapest sin gastar de más
Lo primero que tenés que saber es que Budapest es una ciudad muy fácil de recorrer. Su red de transporte público es impecable y económica. Con un pase de 24, 48 o 72 horas, podés usar metros, tranvías, buses e incluso los trenes de cercanías. El tranvía 2 es un imperdible porque recorre la orilla del Danubio y te regala vistas del Parlamento y del Puente de las Cadenas, todo por el precio de un boleto común.
Yo elegí caminar largas horas por la ciudad, que aunque extensa, te invita a perderte entre sus calles y rincones. Claro, terminé con los pies hechos bolsa, pero valió la pena cada paso. Si preferís algo más cómodo, las bicicletas públicas son ideales, sobre todo para moverte entre Pest y Buda.

Atractivos imperdibles (y accesibles)
En Budapest no hace falta gastar mucho para vivir experiencias únicas. Empezá en el lado de Buda, subiendo la colina hasta el Castillo de Buda, donde podés pasear por sus patios y alucinar con la vista de Pest desde lo alto. Yo quedé flasheado con el Palacio Real; es impresionante pensar que ahí vivieron los reyes, en un lugar tan majestuoso que parece salido de una película.
En el lado de Pest, no podés perderte la imponente fachada del Parlamento y los Zapatos en la orilla del Danubio, un homenaje conmovedor a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. También te recomiendo los Ruin Bars en el barrio judío; yo fui al Szimpla Kert y, entre cervezas y decoración loca, sentí la verdadera vibra de la ciudad.


Mi experiencia en Budapest
Budapest es un destino perfecto para mochileros. Yo me quedé en un hostel en pleno centro por solo 11 euros la noche. Estaba todo cerca, y desde ahí podía arrancar mis caminatas sin problema. Y si bien recorrí mucho a pie, hay que admitir que la ciudad es enorme, así que más de una vez terminé agotado pero feliz.
Subir la colina de Buda fue uno de los momentos más memorables del viaje. Entre el esfuerzo de la subida y la emoción de ver el Palacio Real, sentí que estaba viviendo una postal. Además, todo esto sin gastar más que en alguna bebida para refrescarme.
Szimpla Kert y, entre cervezas y decoración loca, sentí la verdadera vibra de la ciudad.
Datos curiosos que no podés dejar pasar
- Termas para todos: Budapest tiene más de 100 manantiales termales. Si podés, visitá el Széchenyi o el más íntimo Király.
- El metro más antiguo: La línea 1 es la más vieja de Europa continental y todavía funciona.
- Ruin Bars: Edificios abandonados convertidos en bares; una experiencia única y muy accesible.
- El Danubio de noche: Usar los barcos públicos para un paseo nocturno es una joyita económica que no te podés perder.
Szimpla Kert y, entre cervezas y decoración loca, sentí la verdadera vibra de la ciudad.
Budapest te espera
En Budapest, cada rincón tiene algo para contar. Desde sus colinas en Buda hasta las calles vibrantes de Pest, esta ciudad mezcla historia, magia y accesibilidad como pocas. Animate a vivirla y a descubrir que no hace falta gastar mucho para llenarte de momentos inolvidables.
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