Él es Manu. Director de la escuela rural primaria Dr. Ricardo Balbín Nro. 93, del barrio La Banda, en el departamento de Medanitos, provincia de Catamarca.
“Docente luchando también está enseñando”. Exhibía en la espalda de su remera.
La rutina
De lunes a sábado se levanta a las 4 de la mañana para tomar una camioneta que lo espera a él y a otros 9 maestros para trasladarlos 43 kilómetros en camino de montaña y poder recibir a los chicos que van llegando a lo largo de la mañana. Preparan el desayuno, mate cocido con pan casero que consiguen de la panadería de Carlos, en el pueblo.
Cada tanto, para alguna festividad, dejan el mate cocido de lado y les preparan leche chocolatada a los chicos. A medida que van llegando, les sacan las zapatillas y las medias y las ponen a secar en el hogar a leña que se encuentra en la cocina.
Después de desayunar comienza la clase en cada aula, con aproximadamente 7 alumnos por curso. Y Manu ya arranca a preparar el almuerzo, que, por lo general, oscila entre arroz, fideos, sopa y polenta. Es lo que consiguen en el Consejo Escolar semanalmente. Y como no alcanza para darle de comer a todos los chicos, los maestros hacen un fondo común, aportando lo que pueden para que ninguno se quede sin comer.
“Quiero que estos chicos vengan a la escuela a aprender, a valerse de herramientas para poder ser alguien el día de mañana. Para que puedan ser críticos de la realidad que les cuentan y que puedan tomar decisiones por sí solos. Pero acá eso es muy difícil, nos ponen palos en la rueda todo el tiempo”, reflexiona Manu.
Un toque de realidad
Una vez por semana organiza reuniones con los padres de los alumnos para contarles cómo van sus hijos en la escuela y para pedirles que ellos también colaboren desde casa con la educación. Pero la realidad es algo más cruda de lo que parece: muchas veces como maestro, y ahora como director, los padres vienen no solo a la reunión, sino también a pedirle comida, ya que no tienen para alimentar a sus hijos en la vuelta a casa. En lo que puede, Manu colabora con arroz y fideos. Pero muchas veces, queda atado de manos cuando la comida ni siquiera alcanza para el almuerzo de los chicos en la escuela.
Actualmente, los maestros de la escuela Nro. 93 se encuentran en una “huelga activa”. Ellos van a trabajar por la vocación de bogar por los chicos, pero exigen que el Gobierno Provincial incremente sus sueldos para poder llegar a fin de mes.
Vocación
La vuelta a casa es algo más larga que la llegada al colegio porque la combi que los va a buscar tiene que hacer varios kilómetros en ascenso sobre la montaña. A veces se hacen las 6 de la tarde y los maestros todavía siguen en la escuela preparando actividades. Vuelven a casa de noche, donde los espera la familia para compartir la cena. Para charlar sobre las cosas que vivieron durante el día. Para mirarse a los ojos y hundirse en un abrazo que los contenga y los haga tomar fuerzas para afrontar un nuevo día.
Porque el amor por su vocación puede más que las adversidades.
Si te conmovió la historia de Manu, tal vez te interese conocer a Pantufla..
Responsable: Mauricio Irigoyen Finalidad: El envío de publicaciones, correos con promociones de productos y/o servicios. La legitimación es gracias a tu consentimiento al aceptar las políticas de privacidad. Tus datos se encuentran alojados en mis plataformas de email Mailchimp, suscrita al EU Privacy Shield (más información de la política de privacidad de Mailchimp). Podrás ejercer Tus Derechos de Acceso, Rectificación, Limitación o Supresión de datos en cualquier momento a través de: escribime@relatosenmochila.com.ar. Encontrá más información en www.relatosenmochila.com/politica-de-privacidad.
Deja una respuesta